Thursday, May 27, 2010

Y qué pasa con el mundo de la cultura

Y qué pasa con el mundo de la cultura
Leonel Yáñez Uribe
Periodista


Extenso e indefinido es el variopinto ámbito de la cultura y el mundo artístico de este país. Como para saber qué pasará en estos 4 años con el desarrollo, por ejemplo, de la industria audiovisual, el teatro, los proyectos de arte y de intervenciones en espacios públicos o del mundo de la literatura y la música. Enorme tarea, que seguro no se resuelve ni en el Consejo de la Cultura, ni en el fragmentado mundo de asociaciones de productores, artistas e intelectuales, llamados a aportar al desarrollo de la dimensión que interpela al alma del país.

Disgregados, enojados, vilipendiados entre todos; de colegas a enemigos, cada uno en su negocito, pero todos al fin, preocupados por aquello que sería de lo esencial en “la tercera ola”, digamos algo así como el impulso de lo intangible.

Hasta la fecha – luego de un silencio de casi un lustro – aparecen algunos dirigentes evaluando la gestión de aquellos que, por sus responsabilidades públicas, han posibilitado o no el progreso de las artes y la cultura en Chile. Por ejemplo surge la crítica a Daniel Fernández, por su gestión como director en TVN: “Fue un conservador del modelo de televisión pública vigente, e incluso lo defendió (el modelo) en el Congreso donde están en trámite las dos leyes de televisión” (Televisión Digital Terrestre y Nueva Ley de TVN), sindica la Asociación de Productores de Cine y Televisión (APCT), uno de los miembros de la Plataforma Audiovisual.

La importancia de la televisión pública para potenciar la actividad creadora, es estratégica. Toda Ley que ampare los propósitos de esta industria, debe cuidar que sea canal privilegiado abierto a los espacios de las artes, fomento de la cultura y visibilización permanente del mundo de la creación. Un Estado que omita esa misión, por defecto estará ocultando esas prácticas que tienen por escenario, las calles y centros culturales diseminados y muchos territorios de este país. Vienen al caso citar que la canción de autor y el desarrollo de movimientos poéticos, tienen escasa visibilidad. No es que no o haya, no sé ve.

Las estrategias de mercado, respecto de externalizar la producción a independientes y de este modo favorecer una parrilla diversa para la televisión chilena, pudiera ser una buena idea, toda vez que éstas responda a iniciativas sin fines de lucro e independientes de intereses privados, en el sentido de la publicidad y sus clientes. Otra idea, que se deja entrever, es que mucha de la producción que se origina a partir de los Fondos Concursables del Consejo de la Cultura, adolecen de mecanismos de distribución eficaz, y quedan durmiendo y los anaqueles de productores y artistas. Estos productos culturales deben emerger hacia un espacio plural donde estas propuestas sean comunicadas a los públicos más diversos, sin tener que dependen, en principio, de su eficacia en torno al rating. Esa es una fuente que llama a la coordinación intersectorial en el Estado.

La neoliberalización de las artes y la cultura, que no es otra cosa que la centralidad en torno a las industrias culturales y las agencias publicitarias, ha provocado la marginación de un proyecto nacional que contenga la idea de movimiento, tal como fueron expresión los movimientos literarios, musicales, del teatro y otros, en el siglo XX. Experiencias que dieron prestigio a este país, y constituyó una cierta identidad nacional.

Ahora, se necesita resolver una propuesta de extensión de los discursos del ámbito de las artes y la cultura; su eficacia en torno a la relación con las audiencias; su retroalimentación en tanto prácticas que se someten al escrutinio de un tipo de recepción participante y crítica, sigue siendo tarea pendiente.

No podemos seguir dogmáticos a que la doctrina económica hegemónica sea la que rija de manera totalitaria, todos los ámbitos de la sociedad. La autonomía de las artes y la cultura, respecto del modelo (entendiendo el neoliberalismo como teoría de prácticas políticas económicas que proponen que el bienestar humano puede ser logrado mejor mediante la maximización de las libertades empresariales” ), debe librarse, de manera sintónica, como todo juego que se emprende desde la acción artística y creativa. Ese es el desafío para creadores y productores de los bienes intangibles, aquellos que según reza, están llamados a dar nuevos brios a esta humanidad a ratos seca de alma y fragmentada por el libre mercado totalizante. Y es tarea, a fin y al cabo, de todo/as.