Friday, July 23, 2010

MEDIATIZACION Y VIDEO POLITICA

Mediatización y Video Política

Leonel Yáñez Uribe

Distinto hablar de Zamorano, del Ministro Vidal, Solabarrieta, que de Salud, Educación y Trabajo. Estos ámbitos de la vida nacional, cruzan la vida de las personas, sus posibilidades de desarrollo, hasta y muchas veces, de sobrevivencia. Por ello, el que aparezcan farandulizados o para disputas políticas a través de los medios - como lo ocurrido en el caso de los trillizos muertos en el Hospital San Borja Arriarán -, ratifican la hipótesis de que el político habita en el espectáculo de los medios, como forma preferida de visibilidad pública y el periodismo abandona su responsabilidad social.

Los estilos de los políticos son ya muy conocidos en el curso de estos últimos 20 años de democracia y video política. Usar la emoción, el drama de unos, para vestir discursos de legitimidad ante las cámaras, marca la tendencia al populismo. Del mismo modo el periodismo actual, sigue un estilo donde la denuncia aparece descontextualizada a favor del drama sensiblero, la desinformación o el simple y clásico sensacionalismo.

Resulta interesante entonces dos cosas: cómo una manera de ser y hacer periodismo se moviliza entorno al drama hecho disputa política y como mediatizándose se llega al espectáculo, siendo el drama el soporte de la narrativa que lo configura. De otro modo, aquello que tiene impacto público porque afecta y preocupa precisamente porque es de interés toda vez que afecta el sentir humano, deja a la sin razón la problemática, desinformando a través de lo melodramático (acción/narración donde se vinculan varios personajes). Es interesante ver como ante esa experiencia, reaccionan los actores afectados, reponiendo ante los públicos una cierta razón que tiende a explicar una situación compleja y que afecta, como en el caso de los trillizos, a una pareja y a unos profesionales y técnicos que están para dar salud: estos actores (capítulo médico del Hospital), informan (dan forma) develando el velo perverso de la operación irresponsable del discurso video político (políticos que denuncian) y del periodismo que dan soporte al drama mediatizándolo: los galenos explican una situación informando de aquello que oculta o tergiversan ex profeso, el drama mediatizado y la video política.

Así como en la prensa, en la política también se da el amarillerismo; esa suerte de discurso sensacionalista, que maneja el formato periodístico como práctica discursiva utilizada en el ámbito de lo público: nuestros políticos - en una amplia mayoría -, hablan a modo de “titulares” a través de los “tip´s”, los que operan como eslogan o ideas fuerzas. De ese modo se discute de políticas públicas a través de los medios, que es espacio privilegiado de lo público en nuestra contemporaneidad.

Particularmente los temas sobre salud, pobreza y trabajo, están subscritos, queramos o no, a un espacio donde la ética de quienes intervienen pende sobre delicados hilos: los desatendidos, los que claman por mejor atención, los más pobres, los sin trabajo, aparecen en boca de estrategias comunicacionales para disputas políticas mezquinas o de contenido de programas sensacionalistas. La emergencia y consolidación de aquello que la comunicación social llama Video Política, nos muestra día a día a figuras de que hacen una práctica cotidiana ese discurso en complicidad con líneas editoriales, públicas y privadas, que sustentan al espectáculo de una televisión y unos medios, donde la dignidad de las personas parece importar menos que el hecho de golpear con una noticia que tienen como fin instalar una disputa política que desaparecerá de escena, a la otra mañana, sin que el drama y las personas que lo viven, se termine.