Wednesday, December 16, 2009

Medida para aprobar importación de fármacos fracasa en el Senado

De: BOLETÍN DEMOCRACY NOW! EN ESPAÑOL








Mientras los demócratas negocian en privado hasta qué punto abandonarán la salud pública, el Senado continúa llevando a cabo votaciones sobre una serie de enmiendas clave. El martes, el Senado no logró aprobar una enmienda que le hubiera facilitado a los estadounidenses la compra de fármacos con receta médica aprobados por la Administración de Alimentos y Medicamentos a precios más bajos en el exterior. El resultado final de la votación fue de 51 votos contra 48, nueve votos por debajo de los 60 necesarios para superar un bloqueo. Treinta demócratas votaron en contra de la propuesta. Quienes apoyan la misma dicen que les hubiera ahorrado 80.000 millones de dólares a los consumidores estadounidenses durante la próxima década. El gobierno de Obama también se opuso a esta medida. Mientras tanto, el Senado está preparado para iniciar un debate el día de hoy sobre una enmienda presentada por el senador independiente Bernie Sanders para establecer un sistema de salud universal de único pagador. El debate sobre la Enmienda Sanders representará la primera vez que se discute en el Senado una propuesta sobre un sistema de salud de pagador único.








TRANSEUNTES HACEN FILA PARA PATEAR A LANZA AMARRADO

Por: Mauricio Decap (Abogado. Experto en Reforma Procesal)



Este es el titular de hoy de Las Ultimas Noticias que me parece no debiera dejar indiferente a nadie: cuál es el tipo de sociedad que estamos construyendo en la “lucha contra la delincuencia”. ¿Resulta admisible en una sociedad respetuosa de los derechos fundamentales que transeúntes intenten hacerse justicia por sí mismos? Lo que, luego de releer lo que escribo me hace temer que la premisa desde la cual efectúo la pregunta pueda estar equivocada. ¿Somos una sociedad respetuosa de los derechos fundamentales? Y la respuesta pareciera ser negativa, si el baremo es precisamente este hecho, que asumo ha tenido la aquiescencia silenciosa de esa gran mayoría de los chilenos que seguramente exclamaron jubilosos “eso es lo que se merecen los delincuentes”. Y me pareció singular que fuera la joven australiana que grabó estas imágenes la que exclamara desde el otro lado de la vereda: “lo que le hicieron fue asqueroso”. Y el otro lado de la vereda es precisamente aquel hacia el cual se supone que todos hemos coincidido en términos de aspiraciones, más ahora cuando orgullosos nos exhiben las imágenes de Andrés Velasco con un apretón de manos sellando nuestro ingreso como país a la primera división de las naciones civilizadas y prósperas del mundo. Esto es, una sociedad respetuosa de los derechos fundamentales, que se prueba precisamente en los eventos conflictivos, en donde el aprendizaje colectivo debiera ir marcando la tendencia positiva, lo que se favorece, lo que se promueve como sociedad. Y no se escucha ningún discurso precisamente a favor de los derechos fundamentales hoy en día, sino que más bien se opone la supuesta dicotomía existente entre derechos de víctimas versus derechos de imputados para justificar la “reacción espontánea de la gente” en contra de la delincuencia.

Me parece que cualquier justificación de esa laya de la violencia callejera, aunque sea en contra de delincuentes, no nos permite avanzar hacia el desarrollo humano que una sociedad que se jacta de su ingreso al mundo de la OCDE debiera promover.

Nada justifica la justicia en propia mano, lo que corresponde es que las instituciones funcionen, parafraseando a Lagos, el capitán Planeta, que tampoco se le escucha en esta sintonía.

Tal parece que las aspiraciones electorales son sediciosas en contra del Estado de Derecho, que tanto se reivindica, olvidando que se supone que avanzamos de una sociedad de derechos a una sociedad de garantías. Eso supone el respeto a los derechos fundamentales y me parece que si una persona es sorprendida cometiendo un delito, lo que corresponde es promover una conducta responsable de quien detiene, de modo que el ejercicio de la violencia sea la estrictamente necesaria para asegurar la detención. Cualesquiera otra manifestación de violencia en contra del detenido se transforma en abuso, que puede ser inclusive constitutivo de delito, en la medida en que se está afectando sin justificación el derecho a la integridad física de un ciudadano. Entonces, el imputado se transforma en víctima y los transeúntes, en delincuentes.

Esa no es la sociedad que queremos para Chile.