Por: Mauricio Decap (Abogado. Experto en Reforma Procesal)
Este es el titular de hoy de Las Ultimas Noticias que me parece no debiera dejar indiferente a nadie: cuál es el tipo de sociedad que estamos construyendo en la “lucha contra la delincuencia”. ¿Resulta admisible en una sociedad respetuosa de los derechos fundamentales que transeúntes intenten hacerse justicia por sí mismos? Lo que, luego de releer lo que escribo me hace temer que la premisa desde la cual efectúo la pregunta pueda estar equivocada. ¿Somos una sociedad respetuosa de los derechos fundamentales? Y la respuesta pareciera ser negativa, si el baremo es precisamente este hecho, que asumo ha tenido la aquiescencia silenciosa de esa gran mayoría de los chilenos que seguramente exclamaron jubilosos “eso es lo que se merecen los delincuentes”. Y me pareció singular que fuera la joven australiana que grabó estas imágenes la que exclamara desde el otro lado de la vereda: “lo que le hicieron fue asqueroso”. Y el otro lado de la vereda es precisamente aquel hacia el cual se supone que todos hemos coincidido en términos de aspiraciones, más ahora cuando orgullosos nos exhiben las imágenes de Andrés Velasco con un apretón de manos sellando nuestro ingreso como país a la primera división de las naciones civilizadas y prósperas del mundo. Esto es, una sociedad respetuosa de los derechos fundamentales, que se prueba precisamente en los eventos conflictivos, en donde el aprendizaje colectivo debiera ir marcando la tendencia positiva, lo que se favorece, lo que se promueve como sociedad. Y no se escucha ningún discurso precisamente a favor de los derechos fundamentales hoy en día, sino que más bien se opone la supuesta dicotomía existente entre derechos de víctimas versus derechos de imputados para justificar la “reacción espontánea de la gente” en contra de la delincuencia.
Me parece que cualquier justificación de esa laya de la violencia callejera, aunque sea en contra de delincuentes, no nos permite avanzar hacia el desarrollo humano que una sociedad que se jacta de su ingreso al mundo de la OCDE debiera promover.
Nada justifica la justicia en propia mano, lo que corresponde es que las instituciones funcionen, parafraseando a Lagos, el capitán Planeta, que tampoco se le escucha en esta sintonía.
Tal parece que las aspiraciones electorales son sediciosas en contra del Estado de Derecho, que tanto se reivindica, olvidando que se supone que avanzamos de una sociedad de derechos a una sociedad de garantías. Eso supone el respeto a los derechos fundamentales y me parece que si una persona es sorprendida cometiendo un delito, lo que corresponde es promover una conducta responsable de quien detiene, de modo que el ejercicio de la violencia sea la estrictamente necesaria para asegurar la detención. Cualesquiera otra manifestación de violencia en contra del detenido se transforma en abuso, que puede ser inclusive constitutivo de delito, en la medida en que se está afectando sin justificación el derecho a la integridad física de un ciudadano. Entonces, el imputado se transforma en víctima y los transeúntes, en delincuentes.
Esa no es la sociedad que queremos para Chile.
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