Wednesday, April 05, 2017

Candidatos Digitales

Candidatos digitales

Los candidatos digitales, son los que navegan “discutidos” en la red, aquellos presentados de un día para otro, instantáneamente, como el café sucedáneo. Estos nos tienen la temporalidad del pasado que los haya hecho proyectables, sólo tienen el tiempo, el tiempo electoral. Este devenir electoral es precisa su negación, lo atemporal, condición que se actualiza (update para un upgrade) cada vez en época de elecciones. Estas candidaturas digitales aparecen cada vez que los tiempos políticos electorales, atemporizan la política, un tipo de coyuntura reiterativa fundada por ese “cada cierto tiempo”. Cuando era obligatorio votar, esa ciudadanía vivía en una suerte de coacción automática. Hoy, liberados a la voluntariedad del voto, la coacción da paso a la política digital de la pulsión, ahora la ciudadanía sometida al deseo, paso superior de la política del espectáculo, puesto que, podemos participar de éste, desde la redes sociales, y de manera instantánea, como cuando el café sucedáneo, se disuelve en la taza en el desayuno cotidiano.

Los candidatos digitales no razonan. A cambio, manejan información y apelan por ello, al mundo de la transparencia. Su narrativa ha sido entrenada por ya varias décadas, trasformando el discurso político en formas de 140 caracteres, “tip" (Dato o pista que sirve para aclarar algún asunto o resolver un problema: Google)  u otros dispositivos pulsionales. Porque los asuntos se aclaran transparentemente con la información obtenida y procesada, ya nos de discuten, porque el tiempo de la aceleración y la transparencia, no da el tiempo, ni permite los recursos de la razón.

El mundo al cual nos referimos, precisamente porque o vivenciamos, no tiene contraste, no oculta nada, no cabe la binaria idea de la luz y la sombra. Es absolutamente luminoso, por decirlo de algún modo, la verdad ha sido masificada, cúmulos da datos e información a la vista de todas y todos. Poseer la información, sin digerirla, solo exponiéndola, es la manera de ingresar actualmente o mejor dicho, actualizadamente al sitio del poder. Pero allí, está la trampa: los candidatos digitales son la ilusión óptica de la imagen absoluta; son más real que los candidatos analógicos, porque ahora se pueden tocar, son en la gleba, allí donde estamos los otros y otras. No hay un muro entre “vos y yo”, ni una forma de mediación, tan sólo la mediatización que precisa la política del post mundo. Estos candidatos virtuales (en potencia) están tan cerca de su electorado digital que se deshacen en esa ilusión, porque el candidato de la sociedad de la información y las comunicaciones, se ha transformado en el “post postulante” y esté en el poder, que es el ejercicio de lo analógico, lo debe volver ha ese sitio donde la asimetría lo interpela, a fin de poder ejercer asumiendo la comunicación política, puesto que de otra manera, queda anulado por los círculos concéntricos de los que el poder se deja servir y se sirve.

La redes de la instantaneidad provocan la ilusión que, los juegos del poder, pueden jugarlos todas y todos. La cenicienta puede llegar al reino, puesto que ha encontrado el zapatito mágico y ha calado a la perfección en ese piececito azuloso de ganas de servir. Aunque al fin de cuenta, será devorada por la infame realidad de todas las cosas mundanas, sobretodo, esas del reino de la política. 


Cuando los y las candidatos digitales aparezcan interpelados por la máquina mediática de la comunicación política asimétrica, se volverán humanos/as. Mientras tanto, en la red simétrica de la comunicación presentista, donde se ha desalojado toda forma de representación, expulsándose la mediación del político tradicional o del periodista (dos profesiones ya devastadas por los flujos de la red), podrán tener un lugar, estas/os postulantes, donde volver a hacer, sin poder ser del todo. Ya sabremos de sus imperfecciones, el proletariado informacional habrá ingresado al interior de sus fueros privados, interpelando la transparencia total; habremos deshecho los hogares, las familias de nuestros preferidos, en otra hora, candidatos digitales. El territorio de los subalternos, fragmentados en tantos grupos libres de opinar, añorarán un dedo que apunta mediatizadamente nuestras incautos aciones que expresan el deseo de más democracia. En ese momento, del otro tiempo político, traeremos a recaudo, ese ser político, de orden moderno donde se juega el juego del poder, pero ya no tendremos tiempo: porque ahora el tiempo, no necesita de historia, sólo necesita actualizarse, hasta el infinito.

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